Pero el blanco sabe que con el calor llega el momento álgido de su reinado. El color de la luz, el brillo y la pureza ha extendido su poder,
y ahora quiere salir a la calle desde las primeras horas del
día hasta el alba. Nada hace más feliz a una invitada a una boda de
verano que saber que la novia no irá de blanco. Los vestidos in white
se llevan ahora en ceremonias (algo que antes era impensable, a no ser
que se quisiera fastidiar a la novia), alfombras rojas y fiestas
nocturnas. Algodones, sedas, satenes y tul
se dejan blanquear para llegar a diferentes estilos. Desde el
más glamuroso hasta el más soft. Los abrigos de costura impecable con
aplicaciones florales de DelPozo y los trench de Burberry resultan
irresistibles en el tono de la pureza.
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